“Enfermedades, (neo)liberalismo y reproducción”
“Las lavanderas”, Néstor Zeledón Guzmán (1979)
Fuente: María E. Guardia Yglesias, Pincel, Pinacoteca Costarricense Electrónica
www.artecostarica.cr
Ninoska Hernández Alonzo
Centro de Estudios para la Democracia
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Fernando Ramírez Martínez
Universidad Nacional Autónoma de Honduras
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Número 21
Publicado: 15 de junio de 2020
Este ensayo busca establecer una relación histórica de la crisis del COVID-19 con el espacio de explotación/subordinación instalado por los modelos de economía de enclave en Honduras, a partir de dos procesos: 1) la reforma liberal y la economía agroexportadora y 2) la transición democrática y el ajuste estructural. Estos procesos se organizan en dos ciclos constitutivos de la División Internacional del Trabajo y permite a las empresas coloniales la división del mundo “en áreas y regiones en las que se han introducido en función de los diferentes tipos de producción deseados, modelos de trabajo o relaciones de producción” (1).
Un primer ciclo se ubica a partir del siglo XVI, donde las colonias americanas, asiáticas y africanas pasaron a producir e importar materia prima barata que se transformaba en productos manufacturados por la industria textil en Europa. Este ciclo representó la “separación y subordinación estructural” ─fundamental para la acumulación del capital─ del trabajo productivo, asignado al hombre en la mina, en el campo o la fábrica, y el reproductivo, asignado a la mujer en la casa, en la cocina o la prostitución (2).
En las últimas décadas del siglo XIX, esta separación estructural es acelerada por la expulsión de la mujer del espacio laboral, la creación de la familia nuclear y, por tanto, de la ama de casa como subordinada al mantenimiento de la capacidad productiva masculina. Sin embargo, con la avanzada neoliberal emergió una nueva División Internacional del Trabajo, un segundo ciclo a partir de 1970, donde resurgió la mano de obra de las periferias capitalistas, particularmente de las mujeres, insertas en tres sectores productivos prioritarios: las industrias a gran y pequeña escala, como producción textil y demás, y la agricultura; sectores que constituyen el porcentaje más alto de las exportaciones en Honduras y América Latina.
A finales del siglo XIX, los estados centroamericanos comienzan un periodo de reformas liberales y centralización del poder político. En Honduras, el gobierno de Marco Aurelio Soto y Ramón Rosa (1876-1883) instala un régimen concesionario, que dio condiciones para la economía de enclave, siendo la exportación bananera, hasta la Segunda Guerra Mundial, el principal monopolio del modelo y el vínculo productivo más importante del país con la economía mundial.
Las empresas norteamericanas aprovecharon las extensiones fiscales otorgadas por el Estado hondureño, lo que generó una relación de dependencia financiera y política a partir de los préstamos que otorgaban. Asimismo, los campos bananeros reconstruirán el espacio social de la Costa Norte a través de la migración interna y la definición de nuevas relaciones de clase, raza y género alrededor de su actividad productiva.
Estas nuevas relaciones atraviesan los medios de vida, reproducción y productividad constituidas por el enclave agroexportador. La epidemia de la fiebre amarilla, en 1905, es un ejemplo de esto. Para entonces, el alcance de la infección fue mayor en los departamentos de Atlántida y Cortés, donde las poblaciones migrantes desarrollaban su vida cotidiana y laboral en relación con las líneas ferrocarril de las empresas bananeras; situación que profundiza una determinación ideológica de las élites por negar y excluir de políticas sanitarias a ciertos grupos étnicos en la construcción de la nación mestiza (3).
Suyapa Portillo ha estudiado ampliamente cómo este proceso condiciona la dependencia de la mujer al trabajo masculino y tuvo lugar, principalmente, al establecerse el hogar costeño, donde se reprodujeron las condiciones para el trabajo en las fincas, además de las actividades económicas periféricas asignadas a la mujer (4).
Después de la huelga de 1954, el enclave bananero disminuyó su presencia en la esfera pública. En su lugar, fue colocado el proyecto de modernización estatal que consideró una serie de reformas orientadas a la construcción de un Estado de bienestar social en el marco de la posguerra. Sin embargo, paralelo a este proceso, emergió una nueva oligarquía capaz de controlar el capital financiero en todas sus formas. Esta nueva oligarquía financiera, integrada por 25 grupos económicos, tiene sus raíces históricas en las inmigraciones árabe-palestinas de la primera mitad del siglo XX. En la década de 1990’s, con el programa de reajuste estructural y la promoción de alianzas público-privadas, la oligarquía financiera terminó ejerciendo el control del Estado, insertándose en instituciones estratégicas para posibilitar la avanzada de un proyecto político-económico de país en el mediano y largo plazo.
“La epidemia de la fiebre amarilla, en 1905, es un ejemplo de esto. Para entonces, el alcance de la infección fue mayor en los departamentos de Atlántida y Cortés, donde las poblaciones migrantes desarrollaban su vida cotidiana y laboral en relación con las líneas ferrocarril de las empresas bananeras; situación que profundiza una determinación ideológica de las élites por negar y excluir de políticas sanitarias a ciertos grupos étnicos en la construcción de la nación mestiza”
En la actualidad, y tras una década de regímenes nacionalistas dirigiendo el país, los ejes prioritarios en materia económica son Turismo, Infraestructura, Minería/petróleo, Agronegocios, Energía, Construcción, Negocios forestales, y Ensamblaje ligero/maquila de servicios. Sin embargo, el capital acumulado en estos rubros no se ha integrado en el mercado local, por el contrario, ha degenerado en un extractivismo neoliberal que adopta formas de organización similares a los de la economía de enclave (o economía hacia afuera) en el marco del capitalismo financiero global; coludido, además, con el crimen organizado transnacional, cuyas consecuencias han colocado a Honduras como el país más empobrecido de la región latinoamericana. En plena emergencia del COVID-19, esto ha puesto de manifiesto la fragilidad del sistema de salud y la vulnerabilidad de la población hondureña, con un impacto diferenciado en la vida de las mujeres en dos dimensiones: por un lado, son más vulnerables por el confinamiento y retorno a la casa, espacio históricamente construido para hacer del trabajo de los cuidados algo feminizado e invisible; por otro lado, el extractivismo sobre los cuerpos de las mujeres se maximiza, con la masificación del desempleo y la precarización laboral, tal y como sucede con las mujeres insertas en la maquila, en producción de servicios, y otros.
Lo que se describe en el abordaje de las economías de enclave son dos procesos de acumulación por desposesión, caracterizados por la mercantilización y privatización de la tierra y la fuerza de trabajo, la supresión del derecho a los bienes comunes, y la instauración de procesos neocoloniales e imperiales de apropiación de activos, incluyendo los recursos naturales; la monetización de los intercambios y la recaudación de impuestos, particularmente de la tierra, la deuda pública, el sistema de crédito y banca (5), además de la precarización del trabajo reproductivo de la mujer, asociado de forma periférica y oculta al sostenimiento de los modelos productivos. En otras palabras, en la medida en que el modelo económico acelera y maximiza las capacidades productivas del capital, se ven deterioradas las relaciones de los seres humanos con la naturaleza, lo que se traduce en una catástrofe ecológica que provoca enfermedades de fácil propagación. La lección más importante que nos deja el COVID-19 es que la dinámica extractiva del capital es incompatible con las condiciones biofísicas del planeta, provocando estragos en la salud de la población humana y de todo medio natural.
Referencias para el debate
(1) Mies, Maria. Patriarcado y acumulación a escala mundial. Madrid: Traficantes de Sueños, 2019.
(2) Mies, Patriarcado y acumulación a escala mundial, 152-153.
(3) Martínez, Yesenia. “Actores, discursos y comportamientos en contextos de las epidemias y la política de Salud Pública en Honduras, a propósito del COVID-19”. Historiadoras Feministas, 5 de junio de 2020. https://historiadorasfeministas.wordpress.com/2020/04/17/actores-discursos-y-comportamientos-en-contextos-de-las-epidemias-y-la-politica-de-salud-publica-en-honduras-a-proposito-del-covid-19/.
(4) Portillo, Suyapa. “Campeñas, campeños y compañeros: Life and Work in the Banana Fincas of the North Coast of Honduras, 1944-1957”. Tesis doctoral, Cornell University, 2011.
(5) Harvey, David. “El “nuevo” imperialismo: acumulación por desposesión”. Socialist register. Buenos Aires: CLACSO, 2005.