“El virus humano”
“Mercado”, Luis Daell (1990)
Fuente: María E. Guardia Yglesias, Pincel, Pinacoteca Costarricense Electrónica
www.artecostarica.cr
Jonathan Navarro Picado
Organización Conservación Osa
Costa Rica
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Número 24
Publicado: 25 de junio de 2020
En el linaje evolutivo, desde seres unicelulares hasta mamíferos “pensantes” como los humanos, todo está conectado en algún grado. Los humanos incluso compartimos cerca de un 10% de restos de virus. No nos debe extrañar por tanto que hoy estemos enfrascados en una pandemia por culpa de un agente biológico de este tipo. No solo están presentes en parte de nuestros genes, sino que lo han estado desde hace millones de años, irrumpiendo en células y realizando copias para esparcirse.
En este escrito quisiera enfocarme en otro virus: el “virus humano”. Este mamífero “pensante” y bípedo llegó a cambiar la relación entre seres vivos, su distribución, sus poblaciones y el estado de salud de los ecosistemas. Para ejemplificar la forma como los humanos cambiamos las interacciones interespecíficas, y en el contexto de la presente pandemia, concentraremos nuestra atención en el fenómeno de la zoonosis para referirnos a la transmisión de una enfermedad infecciosa de un animal al ser humano. Y para ello es necesario hablar del problema asociado del tráfico de animales.
Existe un gran negocio alrededor del mercado de especies en el mundo. Todo se trafica. Basta entrar a internet y darse cuenta que se venden ranas endémicas de Costa Rica en Europa y se trasiegan como cualquier mercancía escarabajos, arañas y mariposas. Sin olvidar los casos más conocidos de mercadeo de primates no humanos como Chimpancés y Gorilas en países de África tropical como Camerún y el Congo, así como un sinfín de animales silvestres que son tomados como mascotas, entre los que destacan guacamayos, aves cantoras, nutrias, hurones e incluso monos tití o cariblanco.
Instituciones y organizaciones preocupadas por este movimiento global de animales silvestres, como la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres, y la Unión Internacional para Conservación de la Naturaleza, se han dado a la tarea de monitorear el estado de conservación de las especies en busca de proponer regulaciones y controles. Lo que han encontrado es preocupante: al menos 1 de cada 5 especies de vertebrados en el mundo se compra y se vende en este mercado; un mercado que ha crecido entre un 40% y 60% solamente en el año 2019.
Además del negocio de carne silvestre para consumo, existen otros impactos asociados al tráfico de animales como lo es la propia sobrevivencia de las especies comerciadas. Se estima que, debido a las pésimas condiciones en que son transportados estos animales, solamente sobrevive entre un 10% y 20%. Son muchos los intereses que convierten este fenómeno de tráfico de animales silvestres en un negocio global, que genera cerca de 23000 millones de dólares al año. Todo este dinero está acelerando la llamada “sexta extinción masiva”, en la que más de 7000 especies van en camino a su desaparición.
Muchos señalan el mercado de mariscos de Huanan, en Wuhan, como el origen del problema. Sin embargo, sea cual sea el causante, el virus son los humanos que trafican carne, pieles, mascotas, enfermedades y que alteran con ello la sostenibilidad de nuestros ecosistemas. En cada intercambio de animales entre países o regiones, va una especie dispersora de semillas, un depredador controlador de poblaciones. Es decir, una pieza en el engranaje ecosistémico tanto como una fuente de trabajo e inspiración para quienes viven del turismo ecológico y de bajo impacto.
“En el linaje evolutivo, desde seres unicelulares hasta mamíferos “pensantes” como los humanos, todo está conectado en algún grado. Los humanos incluso compartimos cerca de un 10% de restos de virus. No nos debe extrañar por tanto que hoy estemos enfrascados en una pandemia por culpa de un agente biológico de este tipo. No solo están presentes en parte de nuestros genes, sino que lo han estado desde hace millones de años, irrumpiendo en células y realizando copias para esparcirse”
Este coronavirus saltó a humanos proveniente de algún animal silvestre y logró adaptarse para propagarse entre humanos. Se ha encontrado, además, que este virus se encuentra emparentado con coronavirus vistos en murciélagos y el pangolín malayo. Aunque no sabemos con certeza cuál fue el animal transmisor de la enfermedad, sí podemos suponer cuál animal fue el causante de todo esto, directa o indirectamente: el ser humano. Y es que se calcula que cerca de 100000 ejemplares de pangolines se comercializan cada año de forma ilegal en el mundo, lo cual nos dice bastante de la mano del humano en el problema. La principal razón por la cual este animal es tan comerciado es su interés y atractivo para el consumo humano. Para tener una idea, solamente en 2019 la organización conservacionista “Traffic” anunció la retención de 30 toneladas de carne de pangolín en Malasia. Pero existen otras amenazas para esta especie, como el uso de sus escamas en medicina tradicional asiática, para el tratamiento de asma, reumatismo y la artritis.
¿Podría decirse que esta pandemia es la punta del iceberg en la conexión entre casos de zoonosis en el mundo y el tráfico ilegal de animales?
El problema con el tráfico de animales no es ajeno a nuestro país. En Costa Rica, aunque la Ley de Conservación de Vida Silvestre prohíbe la caza desde 2012, en las últimos meses han aumentado los eventos de cacería y envenenamiento como resultado indirecto del periodo de cuarentena, así como de la menor presencia de turistas principalmente en zonas de Guanacaste y la Península de Osa. En las últimas semanas, el Sistema Nacional de Áreas de Conservación ha reportado una mayor presencia de cazadores y “coligalleros” (mineros artesanos) en áreas protegidas del país. Así, por ejemplo, se han identificado cerca de 12 grupos organizados de coligalleros en el área de Osa, que ha significado la entrada de hasta 100 “oreros”, amenazando las poblaciones de grandes mamíferos como chanchos de monte, saínos, tepezcuintes y dantas.
Por otra parte, el impacto económico de la pandemia ha provocado que el sistema de áreas protegidas (que ya padecía escasez de recursos para atender sus labores) pierda hasta 2000 millones de colones que podrían ser destinados a control y protección de este tesoro nacional, tan importante para la economía y el turismo. Expertos en conservación tanto como guías de turismo han mostrado su preocupación si la crisis sanitaria se extiende por mucho tiempo: esta situación favorecería la actividad de gente inescrupulosa que caza por negocio, tanto como la de aquellos que lo hacen por supervivencia ante la falta de alternativas. Mientras contemplamos en la televisión o en streaming un programa de animales imponentes y hermosos en alguna cadena internacional (incluso acerca de la búsqueda de una terciopelo o de un jaguar en Costa Rica), alguien estará cazando y obteniendo kilogramos de carne silvestre en nuestras áreas protegidas.
Debemos repensar nuestra relación con los animales. Nos alegramos de la aparición, nunca antes vista, de animales “exóticos” en zonas urbanas, cerca de nuestras casas, y lo asociamos a la falta de humanos ejerciendo presión. Y aunque lo asumimos como algo positivo, en realidad esto no es del todo bueno: muchos animales se mueven precisamente por su pérdida de hábitat, debido a la deforestación, la contaminación y la fragmentación de bosques. En todo esto, la educación y la política ambiental juegan un papel muy importante. Si nos hacemos llamar un país verde y líderes en conservación debemos mostrarlo desde cada hogar, desde cada escuela y colegio, así como a través de políticas efectivas y no solamente retóricas. Debemos dejar de ser el “virus humano” que produce caos y desestabiliza los ecosistemas, para ser un virus a través del cual se contagien las buenas ideas, acciones y decisiones en pro del ambiente y de nuestra sociedad.
Referencias para el debate
Andersen, K.G., Rambaut, A., Lipkin, W.I. et al. The proximal origin of SARS-CoV-2. Nat Med 26, 450–452 (2020), 10 de mayo de 2020, https://doi.org/10.1038/s41591-020-0820-9
Johnson CK, Hitchens PL, Pandit PS, Rushmore J, Evans TS, Young CCW, Doyle MM. 2020 Global shifts in mammalian population trends reveal key predictors of virus spillover risk. Proc. R. Soc. B 287: 20192736, 10 de mayo de 2020, http://dx.doi.org/10.1098/rspb.2019.2736